Dios MIO!!!!!!

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Crónica Sobre el Mio

El sistema de transporte Mio avanza en sus primeras semanas y atravezando las calles de la ciudad se encuentra con las miradas de asombro, ojos de expectativa y sobretodo expresiones de dudas acerca de lo que es y lo que será este nuevo sistema de transporte urbano

He salido para hacer esta crónica y me he encontrado con muchos rostros inquietantes que se transforman al ver pasar de este gusano azul y de repente muchas preguntas y anécdotas brotan en cada esquina de las acaloradas y polvorientas calles de esta caótica ciudad.

Maria Elí Gonzalez es una mujer robusta y de apariencia temperamental tiene tan solo 30 años y lleva 15 de su vida transportándose en los buses urbanos através de la ciudad, ella, se encuentra en una esquina de la calle 5 y comenta porque no se ha aventurado a usar el Mio: “ no se donde lo cojo, no se donde para, no se donde pago, prefiero seguir usando el busecito de siempre que me deja donde yo quiera” lo dice mientras llega casi a mitad de la calle y extiende su mano para detener un Alameda 7.

En otro punto del sur de la ciudad un guarda de transito con su pito aturde a un humilde transportador de verduras y lo obliga a mover su viejo camión, pues se encuentra parqueado en una de las estaciones de los alimentadores. Se trata de don Jairo Muñoz que con algo de enojo comenta: yo siempre me hago aquí a bajar el “revuelto”, es que aquí no hay señales que digan que no me puedo parquear.

Cae la tarde y en un semáforo de centro de la ciudad una persona aparentemente discapacitada, revenden las tarjetas inteligentes con las que se ingresa al Mio, las ofrece a $5000 sin carga. Según el dice, es un vendedor autorizado. Cuando intente recordarle que Metrocali esta entregando estas tarjetas de manera gratuita me respondió “ Abrase socio o es que usted cree que yo no como”


Ya de regreso a mi casa he decidido volver en el viejo bus Blanco y Negro que siempre me transportado, aquel bus que lo paro en cualquier parte, que me deja donde quiero con una simple silvada, aquel transporte que me lleva por detrás si tengo dinero, y que tal vez me deja impregnado de olor a gasolina pero siempre ha llevado cerca a mi casa. De regreso, metido en una pequeña tranca de la calle 5 veo pasar un MIO atiborrado de gente, gente aplastada una con otra con las mismas caras de siempre, y pienso Dios MIO tal vez todo y nada ha cambiado.

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